Oír a Dios, es dejar que nuestra mente sea iluminada por la acción sobrenatural del Espíritu Santo, y asimilar con exactitud todo lo que desea mostrarnos por medio de la revelación bíblica.
Veamos el texto bíblico que nos lo recuerda:
La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
Salmo 119:130
A medida que te expongas a la reflexión bíblica bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo, podrás entender todas sus verdades, aceptarlas con convicciones firmes, practicarlas sin temor y transmitirlas con valentía.
Será entonces cuando las “escamas” que cubren los “ojos espirituales”, caerán, y se vea todo bajo la perspectiva del Espíritu. Además, verás los acontecimientos diarios bajo el prisma de la Palabra de Dios, aun a pesar de estar en medio de situaciones insoportables de las que no puedas salir.
Es por eso que, cuando “oyes”, comienzas a “ver”.
Pídele a Dios que te ayude a comprender su Palabra bajo la acción sobrenatural de su Espíritu, para que apliques a tu vida aquellas palabras anunciadas por el profeta Isaías:
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
Isaías 35:5
El resultado de los “ojos y oídos abiertos” permitirá no desviarte de los caminos que transites, porque tus pasos serán firmes, seguros y sin tropiezos; permitirá que espontáneamente alabes a Dios y testifiques de su verdad en medio del desierto del mundo, haciendo que ríos de agua viva corran por él.
Entonces el cojo saltara como un ciervo, y cantara la lengua del mudo, porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
Isaías 35:6
Es tiempo de comenzar a iluminar con la luz de Cristo, el entorno oscuro de falsedad, error y maldad que nos rodea.
Es tiempo de recordar las advertencias dadas con anticipación, y llamar a un genuino arrepentimiento de vida antes que el juicio anunciado por Dios se derrame con fuerza.
Recuérdalo:
Cuando OYES, comienzas a VER.